Y en Tirso se observan algunas gracias aún más interesantes que el mero don del buen estudiante. Es un músico soberbio que no hace alardes de su calidad, pero alcanza a revelarla a cada esquina. Es un virtuoso que desplaza virtuosismos baratos --técnicas manidas hasta el cansancio, factibles por cualquiera que tenga la predisposición y disciplina para llevarlas a cabo-- para dar paso al vendaval de entusiasmo de un virtuosismo de creación. De los veintialgo coros estrenados, ninguno deja de interesar. Uno tras otro, todos atraen... todos impresionan, todos protagonizan su momento con férreo estremecimiento de vida. Como veremos en los ejemplos de audio que ya han empezado a caer en este artículo, no estamos a las puertas de músicas primitivas ni autómatas. Tirso ha sabido echar su ancla sobre varios territorios que aún no son del todo distinguibles y plasmarlos en tejidos sonoros sobre el mundo.

Y aunque históricamente Tirso y La Leyenda se forma en un momento complicado, en un presente lleno ya de falsos ocupantes de escenario, aquellos desvelados como yo, que le temen al devenir timbero, podrán por el momento descansar tranquilos, pues cómo lo ha sido para mí, siento que lo nuevo de Tirso Duarte y su grupo será un alivio durable. En un momento virulento y salvaje como la guerra (audio 10), en otro adorable como la alegría (audio 11) Tirso serpentea el sinuoso camino de la condición humana. Qué admirable es su tergiversado Padre Nuestro (audio 12) volviendo vida religión, religión música y baile, tumbao y timba. (Siguiendo las pautas y ensanchando el territorio --¿es necesario decirlo?-- de «Soy Todo» de Los Van Van) No es casualidad que yo haya, hace una semana, comparado la timba con el Renacimiento Italiano. Lejos quizás de ser venerado y recordado como lo fueron Da Vinci y Michelangelo (tampoco vamos a exagerar en nuestros elogios) Tirso ha superado, de su modo, sus propias creencias con esta gloriosa oratoria, recordando que los límites son borrosos entre fe y creación.

Esperamos que bajo sus alas también brillen luminarias de inspiración en otros músicos de su banda. Por el momento, podemos destacar las aptitudes técnicas de un pianista excelente (audio 13). Por lo mismo, sin embargo, podemos reparar en ciertos desplantes de afinación y justeza. La Leyenda --es verdad-- tiene un largo trecho por andar. Sus fallas, las hay, podrían ser consideradas como desacatos de principiante (audio 14) y sus lugares comunes nos pueden llevar, en el peor de los casos, a decir «ésta ya la conozco de sobra» (audio 15). Pero al margen de las novatadas y la pasajera reincidencia, es importante --más importante, considero-- revelar y gozar las genialidades que sí han sido empleadas. Antes de caerle con el martillo, prefiero dejar que viva su música, darle espacio al flamante director y sus condiscípulos, que nos instan a bailar --si así nos lo dice la vida-- y a vivir nuestra propia locura cómo la queramos (audio 16). Esto es sólo el comienzo, un comienzo repleto de realces que desde ya merecen nuestra atención.

Hablemos de coros, por ejemplo. Se tientan y persiguen todo el largo de los temas con una gracia extraordinaria y han sido inteligentemente estructurados para brillar y prestarse a mutaciones admirables, terribles a veces, de sus formas (audio 17).Y qué decir de los metales, las implacables sentencias que éstas echan de sus estreñidos instrumentos como agrandándose ante los ya desperdigados esquemas rítmicos o los ya enormes clamores melódicos de un rumbero coloso (audio 18). No dejaré tampoco de resaltar la médula rítmica --piano, teclado, bajo y percusión-- trabajando con una complicidad íntima por detrás de las voces y metales, presagiando copiosos bastimentos plurirrítmicos para el futuro (audio 19). Y atravesando toda esta fabulosa melaza de golpes y notas, está la térmica voz de Duarte con toda su energía visceral... (audio 20)

Tirso es muy joven aún y en su juventud e ingenuidad hallamos una grandeza incalculable, excesiva --casi deforme-- para su verde osamenta. Parece ser el adivinador de algo que vendrá, quizás en no mucho tiempo, quizás tras décadas de asimilación... algo que atraviesa nuestra era y le da en el rostro al mañana. (audio 21)

París, 7 de diciembre, 2003

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Nota: Los temas presentados provienen de una grabación en vivo de la nueva agrupación de Tirso Duarte: La Leyenda. A continuación se detallan los temas de los cuales he extraído los ejemplos de audio, que claramente, por su naturaleza de "concierto" y por el hecho de que Tirso aún no ha presentado un trabajo discográfico oficial, son de nombre tentativo. También he indicado en cursiva lo que para mí, en palabras, mejor identifica los extractos aludidos. Quisiera además agradecer a Kevin Moore por su continuo apoyo y asistencia, y por permitirme conocer esta prodigiosa agrupación.

Audio:

Tirso Duarte y La Leyenda, Casa de la Música, Habana, 2003:*

(2) «(...) Manos pa' arriba», Canción para la Luna; (3) «(...) Vive la vida loca», Si la vida te dice baila; (4) «(...) tú que eres mi salvación», Canción para la luna; (5) «(...) así me dijo Compay Segundo», Chan-Chan; ; (9)a «(...) con el puño cerrao y mandao», Cantante de pueblo; (9)b (...) pero le fue tan mal», Chan-Chan; (10) «(...) vengo a decir la verdad», Cantante de pueblo; (11) «(...)Hazlo no tengas pena», Si la vida te dice baila; (12) «Padre Nuestro», Dime dónde estás; (13) «(...) Te buscaré de Santiago a La Habana, Yara», Dime dónde estás; (14) «(...) adiviniador», Adivinador; (15) «Y eso es... para que nada te pueda pasar», Me quiere La Habana; (16) «(...) Vive la vida loca», Si la vida te dice baila; (17) «(...) si quieres tu felicidad, no te quedes sentado, búscala. Camina... encuéntrala», Dime dónde estás; (18) «(...) ¿quién me quiere a mí?», Me quiere La Habana; (19) «(...) No aparece el tipo que la diga», Canción para la luna; (20) «(...) este sencillo homenaje te lo hace Tirso Duarte», Chan-Chan; (21) «(...) es que tengo algo que no sé», Adivinador.

Otras grabaciones incluidas:

(1) Pa' que te salves, Issac Delgado; 1997; (6) Déjala Tranquila, Paulito FG y Su Elite, 1996; (7) Deja que Roberto te toque, Issac Delgado y Su Grupo, 1997; (8) Si te vas conmigo, Manolín, 1995.

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(*) Los temas a los cuales me he referido en esta editorial, fueron presentados en el orden siguiente durante el concierto:

1. El Cantinero
2. Si la vida te dice baila
3. Canción para la luna
4. Adivinador
5. Chan-Chan
6. Cantante de Pueblo
7. Dime dónde estás
8. Me quiere La Habana